En este artículo tratamos cómo puede ser el futuro de la profesión contable y su papel en el momento empresarial actual.
Por un lado, observamos que la automatización otorga al contable el tiempo que necesita para centrarse en las tareas en las que aporta más valor. Por otro lado, el contable ha de ser capaz de traducir la realidad empresarial al lenguaje que necesita cada uno de sus interlocutores.
Cuando hablamos de contables, todavía a muchas personas le viene a la cabeza la imagen de un meticuloso oficinista que, ataviado con manguitos, escribe con delicada caligrafía asientos contables en libros físicos. A estas alturas, está claro que el futuro de la profesión contable poco va a tener que ver con ello.
Otros se imaginan una completa automatización de las labores contables en la que las personas no jugarán ningún papel. Tampoco parece que vaya a ser ese el camino, sino que más bien los contables tomarán un papel decisivo en estos tiempos.
La automatización contable
Dice el refrán que el tiempo es oro. Si en un ámbito se hace cierto es, precisamente, en el laboral. Las tareas más tediosas y repetitivas se convierten en ladrones de tiempo y la automatización es el medio de rescatarlo.
En realidad, la contabilidad tiene algo de ciencia y algo de arte. El contable actúa, hasta cierto punto, conforme a protocolos establecidos. En primer lugar, hay que examinar tal aspecto, si de ahí se observa la situación X, tomaremos este camino; de lo contrario, hay que hacer esta otra cosa… y así sucesivamente. Está claro que todos estos algoritmos tienden a automatizarse en gran medida.
La mayoría de las tareas contables repetitivas se pueden mecanizar. Pensemos, por ejemplo, en el tratamiento contable de los documentos más frecuentes, como nóminas y facturas. Las soluciones de gestión laboral y de facturación están en conexión con las contables, de modo que, en la mayoría de los casos, es posible mecanizar muchas tareas repetitivas.
La mayoría de las tareas contables son repetitivas, por lo que se pueden automatizar con un software de contabilidad.
El arte de la contabilidad
Todas las ramas de la contabilidad, incluida la contabilidad financiera, tienen un punto de arte, en la medida en que requieren constantemente soluciones originales. Es la lógica que se desprende de forma natural de una profesión que pretende registrar y analizar una realidad económica que cambia de forma continua y no siempre es sencilla de prever.
Imaginemos, por ejemplo, un nuevo contrato que, hasta el momento, es atípico. Está surgiendo una realidad que reclama un análisis experto y que no entra en los moldes de la mecanización.
La contabilidad, a menudo, reclama un esfuerzo intelectual de interpretar las divergencias entre las normas contables y las fiscales, de conformidad con las resoluciones emitidas por el Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas, para ajustar las nuevas situaciones a la legalidad.
El profesional contable, que ya no ha de perder tanto tiempo en tareas mecánicas, ha de pensar cuál ha de ser el tratamiento para esa realidad que emerge. Y no estará solo, ya que la digitalización provee muchas herramientas para manejar la situación. Puede que cuente con un servicio de apoyo en su software que le aclare ciertas dudas, quizá trabaje en la nube en colaboración con otros expertos para compartir una respuesta más afinada, contará con más datos, herramientas de análisis y, lógicamente, esa nueva realidad que surge es probable que tenga impactos en otras áreas como la fiscal, la laboral, la registral, etcétera.
Las empresas demandarán un conocimiento integral, en el cual el contable puede aportar mucho a los otros profesionales, en la medida en que seguirá muy pendiente de las aristas que plantea el registro y análisis contable de esas operaciones.
La pedagogía contable
Los diferentes profesionales reclamarán cada vez con más frecuencia informes de expertos contables que permitan entender cómo se ha desarrollado cada una de esas nuevas operaciones en un lenguaje accesible para ellos y con el detalle que necesitan.
El contable se parece cada vez más a una especie de artesano que ayude a traducir la información contable a las necesidades concretas de sus interlocutores. Tendrá que hacer cada día más informes orales y escritos con un esfuerzo pedagógico importante. Eso, hoy por hoy, es difícilmente automatizable.
El contable ha de ser un profesional capaz de transmitir cómo está una empresa en diferentes lenguajes, a medida de cada uno de sus interlocutores.
Una cosa es que existan ingentes volúmenes de información contable disponible y otra diferente que puedan ser comprendidos sin un “traductor” por gestores y profesionales de diferentes ámbitos.
El contable con formación multidisciplinar, experiencia en el manejo continuo de datos y documentos que siguen día a día la actividad empresarial y trato habitual con diferentes clases de especialistas puede ser, en un gran número de casos, el profesional idóneo para explicar en diferentes lenguajes cómo afectan las nuevas realidades a cada negocio.
La digitalización y los asesores contables externos
Si importante es, en cualquier ámbito, el tiempo en las pymes es cuestión de supervivencia. Los contables externos ayudan a tomar los mejores caminos y, en especial, dos: la adopción de soluciones de gestión adecuadas y la reforma de sus procesos de información.
Las soluciones de gestión
Los asesores contables son la gran guía para muchas pymes a la hora de elegir su solución de gestión. Además, pueden ofrecerles orientación sobre su manejo y posibilidades.
El contable ejerce un papel orientador en la elección y manejo de soluciones de gestión. Otra ventaja adicional es la de poder trabajar en la nube en colaboración entre asesor y empresa. La información contable fluye en tiempo real y se evitan las dilaciones propias del movimiento de documentación entre ambas partes.
Contar con un buen asesor contable externo es un apoyo fundamental para el buen funcionamiento de una pyme.
Los cambios en los procesos de la información
El asesor contable externo puede aconsejar un empleo u otro de todo el volumen de datos que genera la contabilidad. Eso es muy importante en un contexto en el que los datos son considerados el nuevo petróleo.
Uno de los cambios más importantes llega en la recogida de datos. En la actualidad, la conectividad facilita el acceso a nuevos dispositivos y sensores. Así, por ejemplo, se puede mejorar el control de stocks o el seguimiento del rendimiento de los empleados.
Estos y otros ejemplos manifiestan cómo la información empresarial, en general, y la contable, en particular, necesitan enfoques multidisciplinares. El asesor contable ha de ser capaz de dar coherencia a todos estos aspectos. Al mismo tiempo, ha de coordinarse con expertos en otras áreas como la jurídica, la logística, la informática, la estadística o las finanzas.
El contable con formación multidisciplinar aporta coherencia a las contribuciones de diferentes profesionales.
Un buen contable es una palanca para la empresa para la que trabaja. Permite centrar esfuerzos y alcanzar objetivos más ambiciosos. En un contexto de transformación digital, aportan coherencia a los cambios en herramientas y procesos de la información. Sitúan los datos contables en el punto exacto en el que deben estar.